Manifiesto Humanísta de rebeldía creativa
Muchas veces una tesis comienza con
una pregunta como premisa de inicio.
Y en este caso son varias las
preguntas:
¿Cuándo la creación artística e intelectual deja
de tener contacto con la sociedad?
¿ Desde cuando un libro no contiene
un mensaje revolucionario de las ideas o los conceptos que le hacen merecedor
de la devoción o de la hoguera?
¿ Desde cuando el carbón y la
sanguina dejan de tener un cometido mágico? O la tinta estar hecha de sangre hirviente..
¿ Desde cuando un lienzo, una hoja escrita un pensamiento expresado con pasión no son un
pedazo de la historia, un relato de esta?
¿ Cuando deja el artista de estar
tocado por lo divino ¿ ¿ Cuando su obra pierde la espiritualidad que otrora
moviera sentimientos y conciencias promoviera la piedad o invitase a la
reflexión?
¿Cuándo la gran Odalisca deja de
proporcionar placer a los sentidos?
¿cuándo los artistas y los
creadores en general decidieron meterse en sus madrigueras, atreviéndose sólo a
sacar el hocico para husmear en busca de comida?
El averiguar la fecha de defunción
del arte como adelantado zapador de los cambios sociales, de fustigador de
conciencias, de exaltador de triunfos y villanías, de exabrupto instigador de
polémicas, resultaría un trabajo forense de extraordinaria complejidad.
Por ello será mejor dejar en
paz los muertos, a los principios
difuntos, a las aspiraciones fenecidas de hastío y centrarnos en el presente,
entendiendo este como futuro imperfecto, proveedor de un porvenir de esperanza.
Nos ha tocado vivir tiempos
paradójicos en los que estamos asistiendo, siquiera sea como espectadores del
alborear de una Nueva Era, utilizada esta palabreja lejos de su manipulación
milenarista.
Pero si, estamos sentados a los
pies de la cama de un moribundo, una concepción del mundo que se pierde
consumido por sus propias miserias, agotado por su ceguera.
Y la paradoja estriba en que en vez
de aprovechar la ocasión, la mayoría, la gran mayoría de la población se ha
instalado en un estado de imbecilidad en que contempla con la boca abierta el
transito mundano de la era anterior sin saber que hacer con los tiempos que se
le ponen en los brazos.
Si. Existe una apatía generalizada
fruto del desencanto. El consumismo, la fiebre materialista ha dejado alineada
a la muchedumbre que no tiene bienes espirituales con que llenar el hueco
dejado por la perdida de los bienes materiales. La gente se ha despertado
bruscamente del sueño del falso estado del bienestar y se ha dado cuenta de que
están vacíos.
Pero lo grave es que aquellos que
se suponen deberían recoger la bandera de la rebeldía y llevarla hasta la cima,
pasan por su lado sin molestarse en agacharse.
El egoísmo y la necesidad de
supervivencia han matado las ganas de creer en un mundo nuevo.
Por eso, aquí y ahora se hace
necesario recuperar al Hombre como protagonista de su propia historia y al Arte
como catalizador de esa historia.
No nos equivoquemos. Hay hambre y
sed de nuevas ideas, de nuevos pensamientos. Y eso se ve, bueno lo ve el que
quiere verlo.
Pero no se pueden aportar
soluciones de futuro desde posiciones de pasado.
El pasado solo nos debe de servir
como archivo de la memoria del que aprender y sobre el que reflexionar.
Y como el movimiento se demuestra
andando, es hora de ponerse en marchEs es hora de empezar a crear no solo arte, sino
cultura.
Principios fundamentales
Recuperación de la función social
del arte y del creador como motor de esa recuperación.
Primacía del principio de libertad
individual frente a la alineación y la uniformidad.
Rechazo a la etiquetación de la
creación
Más es más. A la libertad individual
se le une la suma de las voluntades del grupo, la unión de las opiniones y
vivencias en un intento sincrético que culmine en un enriquecimiento de todo el
grupo, basado en el diálogo y la
confrontación e intercambio de ideas.
Promoción de un neo romanticismo
que traiga de nuevo los valores de libertad, igualdad y fraternidad,
descolgándolos de los fontispícios de piedra e instalándolos en el corazón y en
la mente de la gente.
Revaloración de la función de la ceación artística e intelectual como generadora de sentimientos y
emociones, despojándola de su carácter mercantilista.
Ser acicate frente a las
instituciones públicas para que de verdad cumplan su función pública sirviendo
de soporte a la creación artística e intelectual sin que medie para ello favoritismo o condicionantes
que no sean los puramente de calidad.
Promover la calidad en la creación,
liberándola del corsé de las modas que sólo trae mediocridad.
® Tito del Muro
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